Se ha criticado mucho lo que Lacan hacía con ciertos textos, su
forma de prenderse a ellos. A partir de ahí se dedujo una manera
muy suya de triturarlos, deformarlos, incluso de interpretarlos más
allá de lo que su autor habría querido decir. Por ejemplo, el estructuralismo
de Lacan se desarrolló sobre una versión del signo
fuertemente modificada con respecto a la de Saussure. Lo cual no
dejó de producir reacciones, a menudo de indignación, en algunos
lingüistas. En relación con los textos de Freud, no se han inventariado
aún suficientemente los diferentes modos de lectura que
Lacan propone; ni siquiera se ha estudiado la manera en la que
los modifica —por momentos se aparta al punto de producir una
verdadera digresión respecto de ellos.
Lacan no se coloca de manera distinta frente a Descartes. No le
haremos aquí un reproche por desconocerlo. Porque “conocer”
no nos pone, de golpe, en los densos caminos de la exégesis.
Asimismo, cuando en el seminario La lógica de la fantasía se
prende del cogito cartesiano, lo hace a su modo. Se apodera de
la fórmula cartesiana y la utiliza para construir una nueva lectura
del “wo es war, soll Ich werden” freudiano. Cual sastre artesano
recorta las fórmulas —extractos de los textos de donde las toma;
luego se entrega a un cierto número de operaciones precisas
que le permiten acceder a un resultado sorprendente y sustentador
sobre el sujeto.
Se tratará, durante este seminario, de localizar todos los elementos
que le sirven de herramientas para construir su lectura del
“Ich” de la fórmula freudiana. Se seguirá, etapa por etapa —en lo
que será un ejercicio de lectura— su trabajo de extracción del
corpus cartesiano del “cogito, ergo sum” y la manera en la que
hace chocar de frente esta fórmula con la fórmula freudiana, para
llegar a su resultado.
Trataremos de demostrar que lo que se presenta como un
trabajo de costura del texto, no tan lejano a un bricolaje,
responde a una preocupación lógica que lo empuja a este
ejercicio. |