Nº 5 Servidumbre imaginaria
ISSN: 2007-2791
Páginas: 178
Precio: $ 220.00 MXN

Noticia editorial

En la Noticia editorial del número anterior nos preguntábamos a dónde nos llevaría la siguiente serie de textos de me cayó el veinte. Y bien, producto de un encuentro con el azar, el veinte ha ido a caer en las islas japonesas.

Hace algunos meses, alguien cercano a nosotros se encontraba en una librería hojeando un libro del premio Nobel japonés Yasunari Kawabata, cuando la dependienta del lugar le preguntó si conocía la obra de Junichiro Tanizaki. Como la respuesta fue negativa, la chica le mostró algunos de los títulos con los que contaba en ese momento, y él decidió llevárselos. Su lectura, poco después compartida con algunos otros, despertó un gran entusiasmo. Los editores de la revista se dieron a la tarea de localizar la obra de este gran autor japonés casi por completo ignorado en nuestra lengua, considerado por muchos —Henry Miller entre otros— el “padre de la literatura japonesa contemporánea”. Este encuentro con Tanizaki confirma la idea, más aun, la imperiosa necesidad, de que el psicoanálisis mantenga un diálogo constante con la literatura.

Los dos cuentos que hemos escogido nos vienen como anillo al dedo para acompañar este número y, hasta dieron motivo, junto a los artículos que lo componen, para titularlo. Si en algún lado queda confirmado el poder de la imagen, será sin duda en los dos relatos que incluimos en el volumen que hemos llamado Dos miradas malévolas.

Hace algunos meses, George-Henri Melenotte, miembro de la école lacanienne de psychanalyse, nos visitó para dictar un seminario en la Ciudad de México: “Tres días pasados con una imagen y su residuo no imaginarizado”. Abordó, entonces, el problema de las llamadas “adicciones” desde una perspectiva no médica y, por lo tanto, ni normativa ni moralizante. Este “problema” se imbrica con el registro del imaginario, entre otras cosas, en lo que se refiere al estado alucinante que la ingesta de drogas y alcohol puede producir.

Aquel seminario estimuló la producción de varios textos: el primero, del propio Melenotte, especialmente escrito para este número de me cayó el veinte se titula: “El sujeto moderno y su imagen”. Otro, “¿Qué hacer sin la infelicidad?” de Rodolfo Marcos-Turnbull, intenta echar luz sobre el encuentro de la obra maestra de Malcolm Lowry, Bajo el volcán, y algunos episodios de su turbulenta y alcoholizada vida; y uno más, “La a-dicción, un bien-decir del inconsciente (Algunas reflexiones en torno a las “drogas)” de Jesús Martínez Malo, en el que aborda la cuestión de las “drogas” haciendo hincapié en la relación significante de la a-dicción con el tema de la incorporación de substancias y la necesidad de la sociedad de dar respuestas de tipo moral, médico y social. En todo caso, los tres trabajos se encuentran enlazados por el hecho de que consideran tal cuestión desde una perspectiva distinta a la que prevalece en la literatura especializada. Por su parte, Guy Le Gaufey nos habla en “El Estado de salud”, del desconocimiento recíproco entre la práctica analítica y el aparato de Estado, al tiempo que cuestiona el papel de este último con respecto a las ideas de salud y sanidad tan propias de las sociedades modernas que abordan el problema de las adicciones desde esas mismas perspectivas hasta la criminal.

Manuel Hernández García comparte con nosotros los hallazgos de una detallada investigación acerca de esa substancia llamada Trimetilamina (a la que Lacan se refirió como “un producto de descomposición del semen”) avanzando, un poco más, en su estudio iniciado y publicado en el N° 4 de esta revista: «La inyección».

Leo Bersani y Ulysse Dutoit nos han permitido, gentilmente, reproducir su texto Merde Alors en una primera traducción al español; Susana Bercovich lo presenta. En el análisis de la película de Pier Paolo Passolini, “Saló”, junto a la de Liliana Cavani, “Portero de Noche”, en relación con “Las 120 Jornadas de Sodoma y Gomorra” del Marqués de Sade, los autores abordan una proposición provocadora: la sexualidad mimética es, en esencia, una sexualidad sadomasoquista.

Para terminar la sección central, incluimos un artículo de Annick Allaigre-Duny sobre un soneto escrito por Lacan y del cual la autora nos ofrece su propia traducción al español. Agradecemos a L’Unebévue la autorización para publicarlo.

Continuamos en este número con la sección Ropajes del analista que inauguramos en el número anterior. Este tema, que recoge de una cierta manera el de la contratransferencia, es abordado en esta ocasión por Jean Allouch con cuestionamientos muy serios sobre la naturaleza misma del psicoanálisis en la actualidad y la “oferta” que de él se hace y se pregunta: “En la transformación que realiza un psicoanálisis en un sujeto, ¿cómo actúa la abstención de contactos abiertamente sexuales, o también la abstención de golpes físicos?”

Se inaugura otra sección, Debate, con un artículo de Juana Inés Ayala que responde a un cuestionamiento de Jean Allouch con relación al título que elegimos para el Nº 4 de me cayó el veinte: La dimensión de la pérdida. La crítica de Allouch da pie a Ayala para seguir de cerca el uso que Lacan hizo, a lo largo de los años, de dichos términos. Esta sección, que nos gustaría siempre estuviera presente, hará más viva la revista y dará lugar a todas aquellas críticas u observaciones que permitan el intercambio de ideas.

Mara La Madrid nos entrega para la sección Conferencias, con los ajustes que requiere su versión por escrito, la que dictó en ocasión de la presentación que hizo del N° 3 de la revista, y que consideramos de interés porque nos muestra una lectura cuidadosa —pero no exenta de juicios críticos— de nuestras producciones, lectura que siempre se agradece.

En el espacio destinado a Reseñas que viene a cerrar el número, presentamos dos artículos: el de Raúl Quesada dedicado al libro de Marcelo Pasternac: Lacan o Derrida, psicoanálisis o análisis deconstructivo, en el cual el autor se detiene para señalar que Lacan y Derrida son dos pensadores que, como Heidegger, propician polémicas radicales en las que la ideología no ha dejado de jugar un papel importante, y que dada esta situación es de admirar que alguien haya tenido la voluntad, el conocimiento y la capacidad de análisis que se requieren para escribir sobre Lacan o Derrida. Pola Mejía Reiss reseña el libro de Guy Le Gaufey: El lazo especular, un estudio transversal de la unidad imaginaria y da cuenta de cómo su lectura resultó más bien transversal que histórica.

Notarán nuestros lectores abonados que, así como dimos un salto de las islas británicas al archipiélago japonés, en lo que se refiere a los TEXTOS de , hemos pasado, igualmente, de una ilustración de portada hecha con base en una pintura, a una cuya imagen la conforma una extraña y al mismo tiempo muy pertinente fotografía, sin título, que nos fue cedida, amablemente, por Ricardo Vinós, nuestro ya antiguo colaborador-traductor. Con esta espléndida aportación presentamos ante ustedes: Servidumbre imaginaria.

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