El pase, ¿a título de qué? La tercera proposición de octubre Jacques Lacan
José Attal
Uno de los grandes intereses de esta obra radica en la indicación de que en noviembre de 1973 ocurrió algo particularmente notable en relación con la supuesta transmisibilidad del psicoanálisis, algo frente a lo cual José Attal no retrocede cuando lo califica como un “nuevo inicio”.
Las dos primeras Proposiciones de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela, que supuestamente regularían esta transmisión, se revelan antitéticas, y aparece, formulada en 1973, lo que es necesario nombrar, heráclitamente, una tercera Proposición de octubre de 1967. Lacan no duda en autodesterritorializarse, los enunciados canónicos del lacanismo que organizaban la Proposición de octubre son desplazados, subvertidos, es decir, declarados caducos en varios puntos: cadena significante, tiempo lógico, etc., y la fórmula “el analista no se autoriza más que por él mismo”, juzgada agobiante, se transforma.
El pase se vuelve un montaje de producción mutante de subjetividad, a tomar diagramáticamente, y el psicoanálisis, declarado por Lacan intransmisible, puede encontrar las condiciones de su reinvención por cada analista. Se trata entonces de pensar en coordenadas diferentes la pregunta: “¿Qué es testimoniar?”