Elogio de Sócrates
Pierre Hadot
Al convocar la figura del intermediario, representada por las entidades tutelares del Sileno, Eros y Dioniso, Pierre Hadot nos obliga a hacer a un lado al Sócrates platónico, fundador de la supremacía de la razón discursiva, para considerar de modo más radical al Sócrates ocultado por la historia de la filosofía: el Sócrates descalzo, soldado y ciudadano, copioso bebedor, feo y defensor de la belleza, chocarrero y ocurrente, escurridizo y masivo, coqueto y desaliñado, infatigable y pausado, provocador y piadoso, destinado a ser la figura «apostólica» griega portadora de la revelación de una experiencia tajante e irreductible: la existencia del sujeto como separación, como caída.
Raúl Falcó