Hablo del cólera • El rabino de Bacherach Heinrich Heine
Heinrich Heine tiene un lugar especial en la literatura: es el último poeta romántico. Un autor que supo transformar la lengua, al grado de que Nietzsche escribió: “Alguna vez se dirá que Heine y yo hemos sido, a gran distancia, los primeros artistas de la lengua alemana”.
Acosado en Alemania por la censura y el antisemitismo, emigró a París, su schöne Zauberstadt (bella ciudad mágica), donde encontró la libertad para escribir. En 1832 publicó su reportaje Hablo del cólera, que en aquel entonces causó conmoción. Presentar esta obra ahora tiene la macabra motivación de mostrar un reflejo de nuestro tiempo. “¡Extraña y horrible curiosidad que impulsa frecuentemente a los hombres a dirigir sus miradas a las tumbas del pasado!”, dice Heine.
Hacia 1840, Heine escribió la última parte de su novela El rabino de Bacherach —que, no obstante, quedó inconclusa— sobre la vida de los judíos alemanes en la Edad Media. La forma del relato y la circunstancia le permiten poner de relieve, con su proverbial ironía, el embrollo entre romanticismo y religión, Dios y los dioses y los diablos. ¿Quizás seamos más contemporáneos de este embrollo romántico de lo que pensamos?